Cuántas cosas raras suceden a fin de año.
Apariciones y apariencias que no son o se arrepienten de no
haber estado.
Monstruos que quieren abrumarnos como vientos nostálgicos,
pero se convierten en torbellinos de mariposas y ya no dejan ni
el olvido.
Partidos ganados.
Esos son los que medimos a fin de año.
Y, me pregunto, ¿ganamos algún partido en el todo que dejamos
atrás?
Sí, después, sigue igual, pero con distintas ganas.
Sumo un día, sumo diez, llego al mes, recuerdo esa carcajada a
escondidas.
Se derrumba el castillo y se alza más grande que nunca.
¿Viste? ¡En tu cara, año!
Los juegos perdidos no son tantos como los con premio
O, si miramos con un ojo entreabierto, empatan.
Nos pasan cosas extrañas a fin de año
Los vacíos sin nada
Las abundancias y los ecos
Repiten, repiten, ten
Cadenas
Los vacíos sin nada
Las abundancias y los ecos
Repiten, repiten, ten
Cadenas
Cajas cerradas
Canciones
No hay lluvias a fin de año
Y tampoco caen estrellas
Surgen. Se despiertan
Las momias caminan
Los fantasmas acechan
Las risas lloran
Momentos de cólera
Canciones
No hay lluvias a fin de año
Y tampoco caen estrellas
Surgen. Se despiertan
Las momias caminan
Los fantasmas acechan
Las risas lloran
Momentos de cólera
(Nunca entendí por qué la palabra cólera tenía que rendirse al
enojo si, muy bien podría representar una erupción volcánica de felicidad).
Hay poemas inconclusos a fin de año
Hay sonidos que no llegan
Hay poemas inconclusos a fin de año
Hay sonidos que no llegan
Y esto.