Pasan y aguantan,
conservan, continúan, duran, están.
Se mantienen,
perduran, se sostienen... Permanecen, quedan, siguen, transcurren.
Yacen (inertes).
¿Qué perdura? ¿Las
estrellas? ¿Los cantares?
¿Qué los mantiene
unidos? No hay un hilo...
La cadena
imaginaria que no es y se queda y sostiene el cuento.
Permanecer y
ser. Tan distintas.
La quietud del
ser perenne que se sostiene y dura y se mantiene. Y, a pesar de eso, no es más
que en su mente: hologramas imaginarios de quietudes; aglomeraciones humanas que
sólo están allí, en esos lechos perdidos y oníricos.
No son, no
existen, no perduran, no se quedan. Lo demás sí: realidad volátil, efímera y
liviana.