la perversión sublime y el placer más agudo, el que estira mis labios y los retuerce, está en la brusca anulación del deseo, la detención inesperada, el fracaso. Soy avaro de mi esperma como de mi oro y nunca he encontrado un inmenso placer en el orgasmo: lo que busco en él es la visión capaz de producirlo
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